Existen
sucesos que alteran nuestra vida para siempre. También están los que
transforman nuestras ideas. En ocasiones coinciden: los hechos ocurridos el día
de ayer dieron un giro total en mi vida.
Recibí
una llamada por la mañana.
–Buenas tardes, llamamos del Hospital Los Ángeles. ¿Usted
conoce al joven Roberto Pérez? –dijo el médico
–Si, que se le
ofrece.
– ¿Qué parentesco tiene con él?
–Es mi novio. Le sucedió algo. –respondí muy asustada.
–Si señorita. Él joven sufrió un accidente. Urge que se
presente a reconocerlo y pueda seguir un tratamiento.
–Ok. Dígame la
dirección.
–Av. Médicos s/n, Hawái.
–Gracias en seguida voy, y colgué.
De
inmediato tome el primer vuelo que se dirigía a Hawái. Al llegar pregunté por
Roberto y la enfermera me llevo con el doctor.
–Qué
le sucede a mi novio doctor –pregunte muy alterada.
–Él
se encuentra muy grave. Sufrió un terrible accidente y ahora necesita un
tratamiento urgente. Si gusta pase a verlo.
Acepte
de inmediato. Entre al cuarto en donde estaba Roberto, lo mire y lentamente le
di un beso. Él abrió los ojos, sonrió y lo único que salió de sus labios fue: “Lola”.
En
ese momento me quede atónita. Yo lo amaba, pero ya no sabía si él sentía lo
mismo por mi. A pesar de eso, no me importaba ayudarlo, era más grande el amor
que le tenía.
Yo
también necesitaba cuidarme. Fui a buscar un hotel para alojarme y me dirigí a
comprar algo de comida. Tenía antojo de chocolate, un trozo de tarta y una rica
malteada de fresa. Mientras comía, recordaba las palabras de Roberto. ¿Qué
significado tenían? Debía investigarlo, mientras tanto debía mantener a salvo a
mi novio.
Durante
la noche, encontré a Lola en el mismo hotel.
–Hola,
¿amiga qué tal te va? –dije.
– ¡Muy
bien! –respondió nerviosa.
– ¿Qué
tienes Lola, te sientes bien?
–No. Discúlpame,
por mi culpa Roberto esta tan grave. Yo no quería que eso sucediera, pero él
quiso…
– ¿Él
quiso qué? Lola, no te vayas. Vuelve, te buscare y me las pagaras –respondí muy
enojada.
Cada
vez había más suspenso entre esos dos. No sabía la razón de la “casualidad” del
viaje de ambos. Acaso, ¿estaba en lo cierto? ¿Ellos eran amantes?
Mi
cabeza estaba llena de ideas. Lo único que quería, es que mi relación con
Roberto, fuera como una historia de hadas, y no como la típica historia infiel.
Ya estaba harta, no quería saber nada. En ese momento, llegó Jorge, un viejo
amigo.
– ¿Porqué
tan triste nena? –preguntó.
–Pues,
he estado viviendo muy malos momentos en mi vida.
–Déjame
adivinar: Lola y Roberto. Si los he visto varias veces juntos. Solo no pienses
mal. Créeme, él te ama más de lo que piensas.
–Eso
no me lo ha demostrado. Por culpa de ella, esta a punto de morir y yo… Olvídalo,
seguirá siendo un secreto, nadie lo va a saber.
–Lo
que te puedo decir, es que Lola no te engaña con Roberto –dijo Jorge.
¿Lola
era amante de mi novio? O ¿Por qué estaban juntos?